La Granja 1872

El sitio es acogedor y el personal amable, en la parte de más adentro no hay cobertura asi que es genial para desconectar. El chocolate es denso y tirando un poco a amargo, lo que le da un punto diferente que se agradece. Lo que menos me gustó fueron los churros, que se notaban que no estaban recién hechos. El crepe de Nutella es una bomba calórica 😅. Un lugar para repetir, pero no tomaré los churros.

Una cafetería que visitar si o si, seas residente o turista. Tienen el mejor chocolate que os vais a encontrar, local abierto desde 1872 llevando una larga tradición de churros y chocolate y como no es su especialidad, tienen una carta de chocolates calientes amplia para elegir, tambien tés, zumos, snacks y demás, la gracia está en sentarte al fondo del todo, pudiendo admirar las paredes romanas que tiene. Chocolate apto para veganos, pues solo utilizan cacao, agua y pimienta negra. Manera azteca de hacer chocolate llevado a un sitio encantador y que canta historia por sus 4 paredes.

No escribo reseñas de los sitios si no voy mínimo 2-3 veces como es el caso. El local yo lo encuentro muy auténtico pero claro lo que cambia la perspectiva es la pedagogía me explico, la primera vez que fui estaba el dueño, un señor Napolitano super culto que me explicó la historia del local y como soy restaurador de muebles y la nevera es de madera nos pusimos a charrar. Me explicó que el chocolate lo hacía con agua como manda la tradición y los churros son horneados no fritos de ahí que muchas críticas vengan por ahi. Es verdad que el local cambia muchísimo en invierno lleno de gente si está el propietario y su hija que te sientes muy acogido que en verano casi vacío. Los precios si sabes de qué va la cosa son precios correctos. El único pero es la limpieza del baño que en el de señoras había unas cucaracha de unas dimensiones considerables que mi mujer me ha llamado para matarla y al verla he dicho...hasta luegui. Igualmente le pongo un 5 porque el barrio no es muy salubre y mira te encuentras cucarachas por todas partes aunque no es muy agradable. Me encantan las respuestas del propietario a las reseñas malas,😀

El lugar es muy agradable y cálido. Tal vez deberían agregar más personal atendiendo las mesas ya que tardaban un poco en la atención. Los churros son riquísimos, la porción es abundante y el chocolate caliente es único! En cuanto a los precios, son acordes a la ubicación. La carta es súper variada. La ambientación es muy especial: uno de los muros pertenece a la antigua Barcino, así que se está en directo contacto con la historia

Granjas en Barcelona hay muchas pero en esta me siento especialmente cómoda. Puede que sea porque parte de su pared pertenece a la muralla romana, porque las mesas siguen siendo como las de las chocolaterías de antaño, por el olor constante a chocolate y café, porque ese café es uno de los mejores que he probado o por lo cercanas que son las personas que allí trabajan. El caso es que es uno de los lugares donde los libros se saborean mejor. Muy recomendado