Sucre Salón De Té

Necesidad desbloqueada con esos cruasanes de chocolate caseros! No debería ponerlo porque al ser el producto fresco y hecho por ellos a diario ya resultaba difícil a veces poder disfrutar de esa delicia, pero una cosa tan rica debe conocerse por todo el mundo! Las recomendaciones de infusiones perfectas, ensaladas muy abundantes que me salvan cuando se me olvida el tupper, y por si fuera poco el trato de su gente, personas maravillosas que estando el local hasta reventar siempre te dedican una sonrisa o una palabra amable, me declaro fan de este sitio y de su personal, mil gracias por ser tan atentos!!

En una calle lateral próxima al Museo Del Prado, entre el Retiro y la Iglesia de san Jerónimo, esta cafetería abre una puerta a un rincón genuino donde disfrutar de una amplia variedad de tés y cafés. Imposible resistirse a picar algo dulce que con tanto mimo preparan. Cafetería donde pasar un buen rato y disfrutar del producto y la decoración tan acogedora y original.

Un lugar perfecto para desayunar, comer y charlar con un rico té o café en el centro de Madrid al lado del Museo del Prado. Sucre Café es un salón de té tremendamente agradable por la forma diáfana del local y la maravillosa luz que entra, puede disfrutarse desde cualquier parte del local. Recomiendo especialmente los cruasanes y la tostada de aguacate con huevo poché. Dispone de gran variedad de tés y cafés. Un sitio muy recomendable en el corazón de Madrid.

Todo un descubrimiento, comida, servicio y ambiente de 10. Pedimos las tortitas, de escándalo con manzana y fresas y la nata…uhmmm una maravilla, también el cruasán de aguacate, huevo y tomate, súper recomendable y la galleta casera, muy buena también. La hija de la dueña un encanto, así da gusto que te traten. Además se puede ir con el perrito, lo que se agradece un montón. Esperemos que mantengan los precios, tal y como está merece la pena al 100%

Fuimos para merendar, después de leer las reseñas de otros clientes, deseando probar sus tartas. Pero cuando llegamos la camarera nos indicó que acababan de volver de vacaciones y aún no podían ofrecer toda su carta, por lo que nos quedamos con las ganas. Pedimos un café con leche, un cola cao, una napolitana de chocolate y una caracola, todo bueno. El local muy agradable, así como los camareros, atentos y amables.