Il Bosco Dei Gelati

Hace poco que he descubierto este sitio maravilloso y ya he vuelto varias veces. La dueña es una chica de Vicenza. Ella hace los helados, que realmente para mí son los mejores de Madrid. Todos hechos con ingredientes de altísima calidad y muchísimo amor. El repostero, originario de Treviso hace todo exquisito y su tiramisú es una verdadera delicia, el mejor que he probado nunca. Bueno, y el café te transporta a Italia. El local en sí es muy acogedor y ahora con el otoño, entras y te invade un aroma como en la casa de una abuela que está horneando para sus nietos con amor incondicional. El trato es afable y personal. Seguiré volviendo y no veo el momento cuándo lleguen los panettones que traerán de Verona para las Navidades.

Heladería magnífica, pero no dejaría de ser una heladería más en el inmenso universo de los helados madrileños, si no fuera por la jovencita que nos atiende al menos los fines semana que es cuando vamos. Su nombre, según he oído es June. June es una joven guapa, atenta y amabilisima. Encantadora con niños y viejos. La molestamos un montón, voy con mis viejos, y jamás pierde su sonrisa y sus ganas de agradar. Personas como JUNE son las que marcan la diferencia, las que hacen que una buena heladería se convierta en la mejor del barrio.

Una heladería diminuta pero con unos helados buenísimos y buen precio. Tienen además muchísimos sabores aunque algunos como el de regaliz quizá sean demasiado fuertes para mi gusto, pero como si lo pides te dejan probar una cucharadita puedes decidir cuál te gusta más antes de decantarte por un sabor determinado a ciegas. Lo sirven en tarrina o en cucurucho de galleta. Los sabores son muy naturales y estilo "gelati" italiano, desde luego me saben como los que comí en Italia. Mi sabor preferido es el de tarta de queso pero los de frutas son riquísimos también.

Le doy 5 estrellas porque no puedo darle 6. Aunque diga que los helados son buenísimos, los mejores de Madrid (diría yo), me quedo corta. ¡¡Qué sabor y qué textura!! Y cuando encima te cuentan que los hacen allí diariamente con leche de la sierra ya te rindes del todo. Nos encantaron tanto a los niños como a los adultos. Además de para tomar, puedes llevar tarrinas grandes para casa, cosa que hicimos. Muy amable la propietaria. Lo recomiendo mucho.