Lhardy

El motivo principal, el cocido. Impecable, tanto su sabor, abundancia y materia prima, como su servicio. Lugar con mucho encanto y excepcionalmente céntrico. Mucha historia de España en fotos y unas vajillas respetadas de hace 2 siglos. Increíble experiencia y encima tuvimos la suerte de poder estar sentados dentro de la sala reservada para Isabel II. Un acierto de elección.

Fuimos a cenar para celebrar mi cumpleaños. Sitio memorable con un trato exquisito y una cocina increíble. Fuera de carta unos Boletus con trufa y yema de huevo para compartir simplemente increíbles. Luego de principal el conocido solomillo Wellington y para acabar el conocido soufflé con ron flameado.

La atención INMEJORABLE, Pedro e Ignacio amables, atentos y muy profesionales. Le quito 2 estrellas pese a lo anterior porque pedimos unas cervezas con el aperitivo y no tuvimos tiempo de tomarlo (lo dejamos todo prácticamente sin tocar, pese a que las cervezas las pedimos precisamente para abrir boca) cuando nos empezaron a servir, demasiado rápidamente, la sopa del cocido; hay que puntualizar acerca de que reservamos el último turno, es decir, no había reservas posteriores a la nuestra, entendiendo que todo pudiera ser algo más “ágil” en ese caso (aún así, nunca apresurado y sin dejar el margen necesario para al menos disfrutar de ese refrigerio). Tras tomar la sopa, tardaron casi 15 minutos en servir el siguiente plato (ese margen es el mínimo que nos deberían haber dejado al inicio con el “picoteo” y no entre los platos del principal, que es cuando echamos de menos esa rapidez en la atención). El resto un total acierto, de hecho, repetiremos sin duda. La comida excelente, hay que decir que es uno de los mejores cocidos que hemos probado. Quitando ese único “incidente” fue una muy buena experiencia.

Es muy importante reservar con tiempo. El día de la llegada, probar su consomé en el autoservicio. El sabor del caldo es espectacular. El personal es muy amable y atento. Ni que decir tiene que lo mítico es ir a probar su cocido en 3 vuelcos, con el soufflé de postre. Para repetir una y mil veces... Historia viva de Madrid. Lhardy es un restaurante ubicado en pleno centro de Madrid (Carrera de San Jerónimo n.º 8). Fundado en el año 1839 por el francés Emilio Huguenin Lhardy, es considerado uno de los primeros y más antiguos restaurantes de Madrid. El local abrió como pastelería y, poco a poco, fue ofreciendo comidas. En la actualidad funciona, por una parte, como tienda (planta baja) que ofrece ademáspasteles, fiambres, quesos y platos preparados para llevar; y, por otra parte, como restaurante con varios salones.