Milford

Espléndido lugar en pleno barrio de Salamanca en frente del precioso edificio de la embajada de Italia construido en los principios del siglo pasado por el arquitecto Joaquín Rojí. Dispone de una amplia terraza fuera agradable cuando el tiempo acompaña. Es el típico bar inglés que cada vez quedan menos. Una gran barra de madera que ocupa toda la planta y unas mesas bajas en la planta de abajo. En la planta de arriba dispone de otras mesas adicionales y es donde se puede comer bastante decentemente. De todas formas es un sitio insuperable para tomar un buen gin tonic, un Dry Martini o cualquier cocktail que harán primorosamente los estupendos barman que, si, ¡aún existen! y éstos son auténticos maestros. Muy recomendable.

Es un lugar acogedor, pero va necesitando un lavado de cara. Comí un menú de sábado de 32€ (la carta marcaba erróneamente 31€). La ensalada de aguacate y langostinos rica, pero la hubiese preferido con aceite en vez de salsa rosa (culpa mía por no pedirla). El solomillo rico pero muy fino. Las patatas fritas muy ricas y la salsa de roquefort excelente. La tarta de Santiago, un poco sosa. El camarero era muy simpático. Mejor comer en el salón del restaurante, porque las mesas de la barra son muy pequeñas (me llegaban por las rodillas). El comedor está en el primer piso y el cuarto de baño en el bajo, pero hay escalones. No recomendado para personas con problemas de movilidad.