Taberna Bakea

HE IDO A UNO DE LOS MEJORES RESTAURANTES DE MADRID SIN ESPERARMELO!!!!!! la verdad que una grata sorpresa , a destacar la paella y la hamburguesa de calamar . Hemos podido conocer a la cocinera Luz y ha sido encantadora a la par que muy profesional , demostrando su gran trabajo . No puedo decir nada negativo de este restaurante !!! LO RECOMIENDO A TODO EL MUNDO!!! UNA EXPERIENCIA PARA REPETIR , ENHORABUENA!!!!!!

Restaurante tranquilo en el centro de Madrid, al lado de la plaza mayor. Por fuera parece un bar pequeño, pero dentro tiene un comedor muy bonito y tranquilo. Lo descubrimos el año pasado y éste año hemos repetido. Mi enhorabuena a la señora que cocina, tiene unas manos que valen oro. El menú diario tiene un precio de 14€, entra un primer plato, un segundo, bebida, postre o café y pan. Nosotros cogimos de primero paella mixta, de segundo pollo con patatas (delicioso el pollo, que además llevaba una salsa riquísima) y de postre, tarta de queso, que por cierto, es la mejor que he probado nunca y mira que he probado tartas. Todo casero, bien presentado, rápido y raciones abundantes. Y lo más importante, no es el típico sitio de guiris que suelen haber por la zona. Tener por seguro que cada vez que vayamos a Madrid, vuestro restaurante es parada obligatoria 😍

Taberna pequeña llegando a la plaza mayor. Al entrar da la sensación de ser un sitio muy muy pequeño con una zona de barra y pasillo pero, al final, hay un comedor con varias mesas. No tienen demasiadas opciones de menú y carta pero da la sensación de que casi pidas lo que pidas no vas a fallar. Probamos las patatas revolconas y estaban muy buenas, preparadas como no imaginábamos. Quisimos pedir el chuletón pero se debe hacer por encargo y nosotros no lo habíamos pedido con antelación. Nos decantamos por el entrecot y la carne estaba perfectamente preparada y muy tierna. Postre y café para acabar buena comida.

Estábamos buscando un sitio para comer menú en el centro que no fuese muy caro. Lo encontramos como una sugerencia de Google Maps en el baremo de precios y, mirando la carta fuera, un cliente habitual nos lo recomendó, así que entramos y quedamos encantados. Pedimos dos menús. De primeros: patatas revolconas con bacon y croquetones de jamón, y de segundo: canelones de cocido y albóndigas de la abuela. De postre pedimos yogur con miel y café. Estaba todo riquísimo. El menú son 12,50€/p. pero, al pedir los canelones como opción de segundo, ese menú fueron 14,50€, bebida y pan incluidos, así que nos costó 27€ en total. El camarero fue muy atento, cercano, simpático y amable. Por suerte, había mesas disponibles cuando fuimos pero también se puede reservar. ¡Muchas gracias al personal! Repetiremos sin duda.

En el centro encontráis este coqueto sitio que para mí es toda una salvación. Menús muy variados incluso el fin de semana. Cocina casera, local, cuidada y sin experimentos. Restaurante donde vamos los locales solos o en familia, donde encuentras turistas saboreando producto de la tierra y un trato muy divertido y agradable siempre.

Local de ambiente tranquilo y situado en una ubicación privilegiada de Madrid. Con una decoración rústica y sencilla, nos ofrece menú del día a 22 euros con una buena selección de primeros y segundos platos. A destacar el salmorejo, muy suave y fresco, perfecto para comenzar una comida en épocas cálidas. Para seguir, casi cualquier plato cumple a la perfección. Matrícula de honor para los callos a la madrileña, con la melosidad y potencia justas, acompañados de un toque picante que harán que rebañes el plato hasta dejarlo limpio. Muy recomendables los albondigones, tanto de pollo como de sepia, acompañados de un arroz blanco que combina estupendamente con sus espesas y caseras salsas. Buenas carnes bien escoltadas por guarnición de pimientos y patatas fritas CASERAS (sí, en mayúsculas en una época en la que, por desgracia, ya no se estila pelar y cortar patatas en la hostelería). También recomendables las berenjenas a la parmesana y los canelones de pringá, bien equilibrados en su proporción de tomate, bechamel y queso. No se puede pedir más por 22 euros en una zona donde los estacazos a la hora de comer están a la orden del día.