Clandestino

Llamamos para reservar el mismo día y con toda la suerte del mundo tenían mesa para cenar! El lugar es bonito, tiene una terraza preciosa alumbrada (es donde cenamos) y bastantes mesas, el ambiente es ideal al lado del puerto. No tienen una carta súper amplia pero lo que ofrecen es más que suficiente para irte encantado. Cenamos un tartar de atún con melón, una maravilla!! También unos baos de langostino, muy buenos, llegaron un poco fríos ya que tuvieron un problema con la cocina pero muy buenos, y un salmorejo con helado de queso de Mahón y jamón, muy muy bueno y refrescante. Y para finalizar una tarta de queso, bastante buena, nos invitaron después a un chupito de ginebra de Menorca con granizado de limón. Una experiencia muy buena, el servicio estupendo y un sitio 100% recomendable.

De casualidad, sin saber dónde ir a comer acabamos en “Clandestino”; ¡menudo descubrimiento! Hacía tiempo que no comíamos tan bien en relación a cantidad y calidad. El trato del servicio se merece una medalla (o aumento de sueldo, por lo menos), en especial a Jose (el chico de la coleta) que nos atendió con un carisma que pocos tienen: “gracias por hacernos sentir tan bien”. La carta no es inmensa pero los platos que tienen los hacen con cariño, calidad y cantidad (o simpáticos, como dicen ellos), cuatro o cinco tapas y acabas llenísimo. Y los postres, están a un nivel inimaginable, se deben probar si o si. Un lugar totalmente recomendable y que sin duda merece la pena venir si estás por la zona.