Anyora Bodega

Platos singulares, producto tradicional tratado con cariño consiguen añadirle un plus manteniendo el protagonismo del ingrediente principal. Muy aconsejable. Lastima haber perdido la barra, pero en septiembre me han dicho que la recuperan con una reforma programada para la seguridad del covid. El trato super correcto y amable. El último descubrimiento un queso de leche cruda de Los Pedrones, imprescindible para los amantes de los quesos, no lo encontrarás en cualquier local, la producción es limitada. Editado 8/3/2023 Sigue en su linea, renovando platos, producto de calidad y muy bien tratado. Se puede disfrutar comiendo. Editado 14/4/2024 Para mí gusto y desde que lo descubrí sigue siendo 5 estrellas. Reseñar las habas de Viver, con pulpitos y sobrasada; y morro con anguila.

La primera vez que lo descubrimos por casualidad y sin reserva, quisimos averiguar si se podía repetir este breve y delicioso interludio. Spoiler: no nos decepcionó. Auténtica cocina española con ese algo especial, por ejemplo el Bimi (brócoli frito al aire) es recomendable para todo el mundo y la Parpatana de Atun realmente te deja boquiabierto. Nuestro descubrimiento personal, sin embargo, fue el maridaje de vinos: Genio y figura de Galicia y un Moscatel portugués de postre. Todo está al alcance de todos los bolsillos y el servicio merece un premio por su humor y su presencia fantasmal cuando la necesitas. ¡Ahora somos fans!

Local pequeño y bullicioso. Salvo esto, nos sorprende con un camarero italiano que atiende en todo momento a lo clientes. Pero el extasis llega con la cocina, de alli salen aromas de sus diferentes platos que embriagan y que nos gacen degustar delicias como: Bimi con alu-lli de avellanas, la temperatura en su ph yo, sus boquerones fritos, fresquitos y en su punto de fritura, su morro con anguila ahumada que se desace en la boca, sus canelones de garreta con foie con una besamel muy ligera y llegan sus pistres tart de manzana con helao de calabaza y cremat de café helado. Tido ello y mucho más, es loqueha e querer volver.

Bodega "de toda la vida" en el Canyamelar, zona de los poblados marítimos. El entorno está muy cuidado, con una mezcla que preserva la antigüedad del local, aunque renovado aportando ciertos toques de contemporaneidad. Desgraciadamente, no llegan a controlar el problema del olor a desagüe, típico de las casas bajas, sobre todo cuando las calles están en obras. Para empezar tomamos unos vermuts, siguiendo con copas de vino y cava para disfrutar de la oferta de la bodega. Las almendras hay que probarlas, así como las cocas (la de anchoa excelente pero diminuta), la ensaladilla, las tellinas con un sabor ligeramente ahumado, las alcachofas,.... dejando espacio para los postres. Todo estaba exquisito y el servicio muy profesional. Una vez dicho esto, también me gustaría comentar que, a pesar de que todo lo que probamos estaba delicioso, el importe de algunos productos nos pareció excesivo: pan a 4€, las alcachofas 14,50€ (unos seis u ocho trocitos), postres a más de 7€ o la copa de cava 5'50€. Recordemos que se trata de una bodega. Eso sí, tuvieron el detalle de invitarnos a los chupitos 😊 En definitiva, local con solera, con buen producto y buen servicio, pero con precios algo elevados para una economía media; por lo que lo visitaremos en ocasiones puntales.