La Creperia Rosa

Fuimos en familia a celebrar en esta creperia. No hemos podido salir más satisfechos. Hay dos menús y hemos escogido el segundo. La ensalada perfecta. Las galettes sin gluten aptas para celíacos, hechas con trigo sarraceno. Estaban exquisitas. Las crepés supremas. La atención ideal y el ambiente tranquilo. ¿Se puede pedir algo más? Desde luego, para nosotros no. Además, se puede acceder fácilmente con personas con movilidad reducida. Tiene un escalón muy pequeñito en la entrada, así que incluso con la silla de ruedas considero que hubiésemos podido venir.

Local pequeño con pocas mesas, conviene reservar aunque sea día de diario! Sobre todo si el grupo es más de 3 personas. La carta de diario y la de noche son distintas. Para cenar tomamos un crêpe por persona, más que suficiente para no salir con hambre ni muy lleno. Todos los crepes o la mayoría tienen queso: pedimos uno Completo con huevo, jamón y queso (se puede poner extra de champiñones); un Champêtre con pollo, champiñones y mostaza francesa y un Normandie, con parmentier de patata, batata, camembert y jamón (muy contundente). Con los dos últimos venía incluida una pequeña ensalada de brotes con salsa de mostaza. La masa está hecha con trigo sarraceno (como las auténticas galette) muy crujiente y fina. No probamos los postres, quedan pendientes para la próxima. La atención es buena, aunque nos hubiera gustado ver a los dueños que son franceses. El precio no es excesivo. En general, recomendable para aquellos que les guste la gastronomía francesa, en especial el queso y la mantequilla. Me gustaría sugerir que pusieran un paragüero porque no tenían y los tuvimos que dejar en el suelo, dejando un charco al irnos.